La falta de sueño engorda
Dormir poco engorda. O, al menos, dificulta la pérdida de peso. Es la conclusión a la que han llegado varios estudios que relacionan las horas de descanso durante la noche con el aumento de masa corporal. Según uno de ellos, realizado Universidad de Columbia (Nueva York) con 9500 personas, quienes duermen cinco horas o menos de media son un 60% más obesos que quieres descansan al menos siete horas cada noche. Otro, realizado en Reino Unido con niños, aseveró que dormir menos de lo necesario desde los tres años supone un riesgo mayor de padecer sobrepeso.
¿Por qué engorda dormir poco?
El aumento de peso que se produce cuando se duerme de forma habitual cinco horas o menos tiene relación tanto con el sistema hormonal del cuerpo humano como con las rutinas que se desarrollan por el cansancio físico y mental y el estrés provocados por la falta de sueño.
Las personas que duermen menos de lo necesario suelen tener más apetito. Este hecho tiene su explicación en las hormonas: la implicada en la sensación de saciedad (la leptina) se produce en menor medida; mientras que la que aumenta el apetito (la ghrelina), se incrementa. La alteración de los niveles de estas dos hormonas trastoca la sensación de hambre, por lo que, quien duerme mal, tiende a comer más.
A este aumento de las ganas de comer se suma la preferencia por los hidratos de carbono de alto contenido calórico y los alimentos ricos en grasas cuando no se ha descansado bien. Una bomba de relojería para quien quiera controlar su línea.
Además, el cansancio y la alteración de los horarios que supone dormir pocas horas al día se traducen en conductas negativas como la ingesta de alimentos grasos durante la noche (el conocido como ‘síndrome del comedor nocturno’) o la falta de ejercicio y actividad física al día siguiente.
Si por si esto fuese poco, la falta de horas de sueño también se ha relacionado con importantes alteraciones más allá de la obesidad, como la diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina (además de problemas neurológicos, gastrointestinales, cardiovasculares y psicológicos).
La relación de sueño y peso funciona en ambos sentidos. Las personas que duermen mal suelen engordar y las personas que padecen obesidad suelen dormir mal, quizá por la mayor probabilidad de sufrir apnea del sueño. Un descanso de calidad es un complemento indispensable para mantener un peso sano y estable.